Opinión
Por Marcelo Vera , 11 de febrero de 2025 | 18:05La naturaleza no es sólo un destino turístico
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Un pudú intenta cruzar la ruta al Parque Nacional Vicente Pérez Rosales para ir a tomar agua al río Petrohué. Sus patas apenas tocan el asfalto cuando un motor irrumpe en el silencio del bosque. El golpe es seco. El vehículo sigue su camino, y los pasajeros, más preocupados de llegar rápido a los Saltos del Petrohué, no notan que, a pocos metros, el pequeño ciervo queda inmóvil. Con este pudú atropellado, la cifra asciende a nueve este verano en esta “área protegida”.
Cada año, miles de personas buscan la naturaleza para desconectarse, respirar aire puro y reencontrarse con el paisaje. Pero, ¿realmente nos conectamos con el entorno o solo lo usamos como telón de fondo para nuestras vacaciones? Mientras nos relajamos junto a un lago o hacemos un picnic en la playa, la fauna lucha por sobrevivir en un ambiente invadido por nuestras acciones.
Los 4x4 rugen sobre dunas y playas, dejando cicatrices donde antes anidaban aves como el pilpilén. Un instante de adrenalina, una foto para redes sociales, y bajo esas ruedas quedan aplastados huevos que jamás eclosionarán. En los parques nacionales, familias ingresan con sus perros sin imaginar el daño que pueden causar: atacan a pudúes, huemules, transmiten enfermedades a los zorros, obligan a bandadas de aves a abandonar sus sitios de descanso.
Si bien se han desarrollado iniciativas como ‘Lento por la Fauna’, impulsada por el Ministerio de Transportes junto a Conaf y SAG, se han instalado señaléticas en zonas de presencia de fauna nativa y se han impulsado programas de educación ambiental con comunidades locales. Además, organizaciones como la Red de Observadores de Aves y Fauna Silvestre han creado registros de atropellos en caminos y carreteras. Sin embargo, estas acciones son insuficientes sin el compromiso de turistas y ciudadanos.
No podemos seguir esperando que solo las normativas y los esfuerzos de organizaciones ambientales solucionen un problema que también es nuestro. La conservación ocurre en cada decisión que tomamos al entrar a un espacio natural. La naturaleza no es solo un paisaje hermoso: son ecosistemas frágiles donde cada especie, desde el pudú hasta el pilpilén, cumple un rol esencial.
Este verano, dejemos de ver la naturaleza como un simple destino turístico y entendámosla como un lugar que debemos respetar. Bajar la velocidad en rutas donde transitan animales. No ingresar con perros a zonas protegidas. Evitar los 4x4 en ecosistemas frágiles. Son pequeños actos, pero si no empezamos por lo mínimo, no podemos esperar un cambio real.
No se trata de privarnos de la naturaleza, sino de coexistir en armonía y recordar que sin ella, nuestro futuro en el planeta es inviable.
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