Opinión
Por Lucas Chaparro Sepúlveda , 15 de febrero de 2019El cáncer y las brechas en la salud
Probablemente todos tenemos un familiar, amigo o persona cercana que sufrealgún tipo de cáncer.
No es un hecho inusual, pues se trata de una de las enfermedades que más ha aumentado a nivel global. En Chile, es la segunda causa de muerte a nivel nacional -la primera son los problemas circulatorios- y ya es la primera en 5 regiones del territorio nacional.
Arica y Parinacota, Antofagasta, Coquimbo, Los Lagos y Aysén presentan -según datos del INE de 2017- la mayor incidencia con esta patología. Sólo ese año, fallecieron en Chile 25 mil 764 personas producto de algún tumor maligno.
El cáncer es, además, una enfermedad transversal. Afecta a todos por igual sin importar raza, nacionalidad, etnia, o capacidad económica.
Alrededor de un 70% de las muertes a nivel mundial suceden en países con bajos ingresos per cápita. Ello da cuenta de la importancia de contar con recursos adecuados para ofrecer tratamientos oncológicos oportunos y eficientes.
En Chile -a pesar de contar con un ingreso per cápita alto en la región- cada hora, 3 personas mueren de cáncer.
¿Como es posible que las personas con menos recursos tengan menos posibilidades de sobrevivir esta enfermedad que las personas más adineradas?En nuestro país, sólo un 30% de los tipos de cáncer están cubiertos por el sistema GES.
La brecha entre ricos y pobres, tanto respecto del diagnóstico como deltratamiento, es tan grande como preocupante. El Estado no puede quedar ajeno ni menos ser cómplice de esta incómoda realidad.
Otro tema relevante es la falta de descentralización a la hora de hacer frente al cáncer. No es posible que las personas que viven lejos del centro cuenten con menos posibilidades de atención médica de especialidad y tratamientos que aquellas que viven en las grandes conurbaciones de la zona central.
Es imperativo fortalecer a las regiones con centros de mayor complejidad, de modo que las personas no estén obligadas a trasladarse hacia el centro para recibir un tratamiento digno.
Cuando una persona es diagnosticada con cáncer, no solo es ella quien sufre, sino todo su entorno familiar. Las consecuencias de no tratar la enfermedad a tiempo y de la manera adecuada, puede desencadenar, lamentablemente, en la muerte.
Tenemos que ser capaces de lograr cobertura total de atención para una de las patologías que más enferma a Chile.
La prevención sabemos, es un factor clave. El diagnóstico precoz por es fundamental para afrontar la enfermedad.
En la Comisión de Salud del Senado ya iniciamos la discusión del proyecto que establece la Ley Nacional del Cáncer. Esperamos que el análisis legislativo de esta materia pueda transformarse prontamente en un cambio en la realidad chilena.
En este, como en muchos otros casos, el acceso a la salud debe estar garantizado como derecho y dejar de ser un privilegio al que pueden acceder sólo aquellos que están cerca de los centros de atención y que tienen los recursos para costear su tratamiento.
Creo en la alianza público-privada, pero principalmente creo en la inversión que pueda realizar el Estado para afrontar los nuevos desafíos que implican que cada día más gente sea diagnosticada con cáncer en nuestro país. No podemos permitir que, cada año, más de 25 mil chilenos sigan muriendo porque no tuvieron acceso ni a un diagnóstico oportuno ni a un tratamiento adecuado. Acortar las brechas y terminar con las diferencias es labor de todos.
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